La Villa de
la Santísima Trinidad fue fundada en 1514 por el
expedicionario Diego Velázquez, quedando entre las
7 primeras
villas creadas por los españoles en la isla. En 1544
un gran número de vecinos de la villa se enroló
al ejército de Hernán Cortés, con motivo
de la conquista de México, provocando que la ciudad
fuera declarada oficialmente despoblada. No fue hasta alrededor
de 1585 que nuevamente se reanimo la población española
en la zona.
El desarrollo de la villa se vio parcialmente interrumpido
por los frecuentes asaltos piratas entre los siglos XVII
y XVIII, hecho que Trinidad combatió no solo con
sus propias milicias sino también con la creación
de un sistema de flotas para la protección de tales
incursiones en sus costas. A su vez, estos daños
económicos fueron compensados por la venta ilegal
del exquisito Tabaco Trinitario, el contrabando de carnes
saladas, ganado y pieles con los vecinos puertos de Jamaica
así como otras islas del Caribe. Por otra parte,
Trinidad fue el primer puerto de entrada a la isla de esclavos
africanos, y de varios productos costosos como bebidas,
critalerías, vajillas y especias que no se conseguían
por vias legales en Cuba.
Paralelamente
a la revolución antiesclavista haitiana de Toussan
Louverture, es creado en la villa el Real Asiento de negros
para facilitar la importación de esclavos africanos
y se incrementan los intercambios comerciales con Jamaica,
país insertado en el desarrollo industrial inglés;
estos hechos contribuyeron al rápido desarrollo trinitario,
ubicándose en poco tiempo entre las principales zonas
de producción azucarera del Caribe, creándose
así, una ciudad de lujos y palacios.
Hacia 1755 la ciudad cuenta con una economía majestuosa,
264 cuadras, 32 calles, 25 ingenios de azucar, 55 haciendas
ganaderas, 104 vegas de tabaco y 3 tejares son prueba fehaciente
de ello. Es por ello que desde 1797 y hasta 1850 la villa
se convierte en Tenencia del Gobierno, con jurisdicción
política y militar sobre el amplio territorio central
de la isla.
Entre 1857 y 1866 el país vive una de sus peores
crisis. Esto, ligado a las rebeliones antiesclavistas y
a la Guerra de los 10 Años desatada en 1868, provocó
un ocaso en el desarrollo económico de la villa.
Como resultado, los ricos hacendados fueron abandonando
poco a poco la ciudad, que no conoció el tren hasta
1919 y no fue enlazada mediante carreteras con el resto
del país hasta la década del 50, quedando
para siempre, detenida en el tiempo.
Hoy las principales actividades económicas de Trinidad
son el turismo, la artesanía y el tabaco.
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